El 07 de abril de 2009 se publicó en
Urgente 24 la noticia titulada "
Si va a ser infiel, tenga cuidado con Google".
Dejando de lado la imprecisión del título al mencionar a
Google en vez de al servicio
Google Maps y su opción
Street View, y a los comentarios que pudiésemos emitir sobre los aspectos legales, morales y religiosos relativos al tema, amén de la "circunstancialidad" del hecho, me centrare en comentarios sobre lo escurridizo que se hace aplicar el derecho a la privacidad en este periodo de la historia signado por la industria de la información y la comunicación.
El
derecho a la privacidad ha sido recogido por diferentes entes jurídicos alrededor del mundo. De hecho, sin querer ser especialista en materia jurídica, el
Habeas Data promulga el
derecho personalísimo que tiene una persona a conocer y modificar en cualquier momento datos o información referente a su persona que haya sido almacenada y/o publicada por cualquier medio digital. Esto es similar al derecho de replica (otro derecho personalísimo), pero a diferencia del anterior, en este caso se entiende que una vez publicado en "físico" una información sobre una persona esta información no puede ser "recogida" por lo que la persona sólo puede ejercer su derecho a replica para aclarar el error o defenderse públicamente; mientras, los datos almacenados en "digital" están sujetos a modificación, lo cual implica si es el caso, una corrección a posteriori del hecho o dato publicado.
En un
artículo anterior decía que entre las razones por las cuales la alfabetización tecnológica no se ha desarrollado en muchos países como se esperaba es que algunas personas no están interesadas en el uso de medios digitales debido a la inseguridad que esto les genera. La sabiduría popular es astuta cuando hace uso del proverbio "cuando el río suena piedras trae". Efectivamente, la inseguridad es uno de los males necesarios del uso de las tecnologías de información y comunicación.
Los datos financieros, de salud, dirección de trabajo y habitación; nombres, teléfonos y direcciones de familiares y amigos; sitios frecuentados, números de teléfonos fijos y móviles de trabajo y habitación, claves de cuentas bancarias, IP de las computadoras que utiliza y direcciones de correo electrónico son datos privilegiados por una persona; es decir, los quiere mantener a toda costa en el la caja fuerte de su memoria. ¿Porqué? Porque, su divulgación puede tener consecuencias nocivas para él, su familia o sus amigos.
Por ejemplo, un individuo que se le diagnostique VIH no querrá jamás que sus datos aparezcan en ningún medio digital porque sabe que están propensos a ser conocidos por sus potenciales empleadores o las empresas de seguros. En ambos casos su divulgación arruinaría su vida.
Otro ejemplo es el comentado al principio; una indiscreción de Google Maps llevó a la terminación de un matrimonio.
El hecho cierto es que la informática requiere procesar datos y esos datos deben ser almacenados en medios digitales para poderlos procesar, por lo tanto nos encontramos en un gran dilema: si queremos información útil, precisa y a tiempo debemos aceptar aportar a terceros los datos que tanto cuidamos, mientras por otro lado, si queremos el anonimato, debemos prescindir del uso de la tecnología y regresar a vivir en el siglo XVIII...o como decía alguien "caminar siempre con una sombrilla" para evitar ser fotografiado.
En definitiva creo que lo adecuado para no regresar al pasado pero tampoco poner en juego nuestra privacidad es hacer uso prudente de los medios digitales; es decir, como con el fuego, debemos saber hasta donde es seguro acercarse.
Un ejercicio que les propongo para saber hasta donde llegar es el siguiente: agrupe los datos personales que ya comenté, o cualquier otro de importancia, en tres grupos: aquellos que de ser conocidos siempre habrá una forma de cambiarlos o reparar el daño, los que causarían una pérdida irreparable, y aquellos que podrían permitirle a un tercero atentar contra su integridad o de sus allegados.
Los primeros puede proporcionarlos a un sistema informático que le garantice seguridad como por ejemplo los sistemas bancarios o algunos de comercio electrónico, los segundos puede proporcionarlos a sistemas informáticos privados; es decir, que no tengan acceso a Internet, de esta forma al menos puede saber de quién es la culpa. Los últimos, nunca los proporcione a un sistema informático incluyendo teléfonos celulares, agendas electrónicas, memorias portátiles, etc. Haga esta práctica extensiva a su familia porque a través de ellos podrían obtener sus datos.
Si lo que quiere es divertirse en Internet (aún en
facebook,
myspace o cualquier otra
red social) use siempre un seudónimo o sobrenombre y nunca proporcione datos ciertos de su vida...ah, y en el caso de Google Maps...use una sombrilla.
e-saludos,
Ricardo
Actualización 18/2/13
Otro ejemplo relacionado al tema, y casualmente de nuevo con Google Maps.
Actualización 26/6/13
Y siguen los
ejemplos.